- A la hora de imaginarme a Daniel recurrí a fotos de Manuel Neuer, buscaba un alemán de libro, cosa que a mi familia no le hizo ninguna gracia. Trataron de meterme imágenes de otros actores alemanes, pero el daño ya estaba hecho, ya le había puesto cara… La escena de la piscina se me ocurrió mientras veía un partido del Bayern y estaba jarreando.
- Discutí con las lectoras beta el tema de que Daniel fuera policía, a varias no les gustaba la idea, pero cuando vieron el desarrollo del personaje, cambiaron de idea. Casi todas.
- Cuando imagino a Robert, veo a Ryan Reynolds. Es un personaje que venía arrastrando desde la primera parte, fui dejando caer que tarde o temprano, aparecería.
- A Verena la conocí una nochevieja en Alemania y me encantó el nombre. Irónicamente, está casada con un tal Daniel y es profesora de música. No es rubia, ni tiene ese carácter cerrado del personaje. En cierta manera, Verena es el reflejo del tópico alemán.
- Heiko es una mezcla de varios alemanes que conozco. Incluso algunas vivencias son reales, como por ejemplo, lo de calentar el strandkorb con el culo. Y sí, también conozco un alemán que posee un barco en el jardín.
- Durante la escritura de la segunda novela nos dimos cuenta de que en la línea temporal había varios errores y tuve que solucionarlos reescribiendo muchas partes, sobre todo, por culpa del clima de la época. Así que si veis unas chanclas donde no debería…
- La segunda parte provocó cambios importantes en la primera. Me ayudó a afinar más algunas escenas que habían quedado poco concisas, pero también descolocó otras que tuve que sacrificar. Agregué varios capítulos a la historia de Gary y Rebeka, porque Daniel le hacía sombra a su relación. Era demasiado perfecto.
- En esta ocasión, tengo dos escenas favoritas: Con Daniel, es el capítulo “Words are not enough”, es dónde más claro se ve el tipo de persona que es y los sentimientos que alberga. Me costó dos millones de lágrimas escribirlo, y si no me equivoco fue lo primero que escribí con él. A veces construir el tejado antes que la casa funciona. Con Gary, en cambio, me resulta muy complicado elegir una, creo que en esta segunda novela ha dado lo mejor de sí mismo, su carácter ha quedado más expuesto que en la primera. Diría que el mejor ejemplo de su esencia de machote norirlandés travieso, juguetón, romántico e impredecible, queda en evidencia en “esto lo puedo hacer sin manos”, solo él podría protagonizar semejante escena. ¡No voy a publicar spoilers! Mi correctora, una vez más, prefiere otro: El capítulo dónde Rebeka llama a Ana y la pilla medio dormida: ¡Entonces, no te tires a Daniel y sigue conduciendo!
- Hallerburg existe y está cerca de Hannover (por el tamaño que tiene en Google Maps, casi seguro que es tan pequeño como lo describe Rebeka). Lo escogí por la zona y porque el nombre no era especialmente complicado. Conozco muy bien esa zona de Alemania, pero nunca he estado en ese pueblo, tendré que ir… Lo de la remolacha azucarera es un hecho, si vas en octubre, no hay otra cosa que camiones transportándola.
- El Rocco’s. ¡Cuántas alegrías me ha dado ese garito! Tal como puse en los agradecimientos, la segunda novela nació ahí.
- Elegí Belfast al azar cuando decidí que fuera la ciudad en la que nació Gary, después la visité y se convirtió en la experiencia más surrealista de mi vida. Pasear por sus calles y conocer sus rincones con la constante sensación de que me iba a encontrar a Gary en algún pub… Fue como si su esencia flotara en el ambiente… Decir que el viaje a Irlanda del Norte provocó cambios en las localizaciones. Escribí toda esa parte escuchando a Van Morrison. Shalalalala.
- Hay un guiño a una historia que me gustaría desarrollar: Ana y el amante con el que comparte algo más que besos en la boda de Gary y Rebeka. ¿Tenéis alguna idea de quién se puede tratar? ¡Dejadme vuestras teorías en los comentarios!